José Miguel Fernández Borrazás
Por lo general, siempre hay gente que trata de imitar a otra gente y, sin embargo, pocos son realmente capaces de saber qué hacer para conseguir a llegar a tener el nivel que tienen otros. ¿Imitar? ¿Copiar? ¿Inspirarse? A veces sí, otras no y otras “depende”. Y, ¿de qué depende? Pues de muchos factores pero sobre todo de la actitud porque, la aptitud o se tiene o no. Está claro que, para ser un buen halterófilo, hay que tener aptitud es decir, una serie de condiciones físicas o, al menos, fortalezas, que nos ayuden a conseguir ser mejores que otros. Pero, sobre todo, lo que más importa, es la actitud.
Porque sí, esta claro que alguien que mide 170 cm va a poder mover mucho más fácil una haltera –que es la barra con discos, para los no entendidos-, que un tío que mide uno 190 centímetros de alto. Y si ya pasamos de los dos metros… ¡¡ni os lo cuento!!esta parte no me acaba de gustar. Aunque la aptitud no esté presente, no tengas el tamaño, la fuerza y/o la técnica suficiente –como la gente normal, porque nadie nacimos sabiendo- como para ser halterófilo, lo cierto es que la actitud es mucho más importante que cualquier otra cosa. ¿Por qué? Sencillo: la actitud es voluntad, la voluntad es esfuerzo y el esfuerzo es el éxito, a largo plazo, claro.
Por eso, cuando los atletas vienen a mi diciéndome que quieren ser un buen halterófilo, lo primero que digo siempre es que para eso, lo esencial es la actitud y no solo vale con querer ser un buen levantador, sino tener claro que hay muchas cosas antes que trabajar para poder serlo. Sí, una de esas cosas es la fuerza y la otra la técnica, pero no es lo único que tiene un buen halterófilo para destacar por encima de los demás.
Las cinco actitudes que tiene que tener un buen halterófilo
Paciencia
No soy el primer entrenador de Halterofilia que lo dice ni tampoco voy a ser el único, tampoco voy a ser la única persona que te diga que para ser un buen halterófilo necesitas MUCHA paciencia. Porque, como dicen, la paciencia es el arte de la ciencia y aunque hablamos del deporte, al final, no es otra cosa que ciencias aplicadas a una actividad deportiva. Cualquier buen halterófilo sabe que tener paciencia es esencial. El cuerpo nunca está igual, nunca responde igual de bien, hay cambios, hay estrés, hay problemas emocionales que influyen a nivel físico, hay cansancio, hay muchas horas de entrenamiento y mucha técnica. Esto no es lo que te va a hacer bueno, ¡ni mucho menos! Pero esto, poco a poco, te enseñará que la paciencia es la base del crecimiento y el desarrollo como halterófilo porque, quieras o no, en cada decepción que tengas, te vas a encontrar un poco más a ti mismo y vas a aprender que el siguiente paso tienes que aprenderlo para poder hacer bien una arrancada o un buen dos tiempos. Ejemplo: de nada te va a servir cargar muchísimo peso si realmente no has apostado por una técnica limpia porque, en un descuido, la barra se te puede venir encima.
La paciencia es la actitud y la aptitud que todo buen halterófilo tiene porque, además de saber que es esencial para la técnica, sabe que es lo más importante para apuntar alto. Entonces, ¿Cómo no vas a trabajarla? Sé que muchos de los que estéis leyendo este artículo no lo entenderéis porque vuestro principal objetivo es mover peso como lo hacen los que han llegado a competir en competiciones Europeas o internacionales, pero creedme, ¡esa gente sabe lo que es la paciencia de verdad! Porque eso no se consigue de la noche a la mañana, no se saca de debajo de una piedra y se tiene, se consigue con cada fracaso, con cada decepción y, por supuesto, sabiendo que después de cada una de esas cosas, viene un pequeño logro.
Constancia
La paciencia implica mucha constancia porque sin ella, el éxito no existiría. Y es obvio que no se puede conseguir una arrancada digna de un campeonato internacional en dos días y que para ello, hay que dar el callo y apretar hasta demostrar que uno es válido y que se merece estar ahí arriba. Eso es un hecho y, para ser un buen halterófilo, se tiene que tener claro que las cosas no se consiguen en dos días, que los entrenamientos no van a ser fáciles ni cortos, sino que van a ser largos y que el cuerpo va a tener que sufrirlo. Por eso, la constancia es un arma que todo halterófilo necesita en su vida porque, básicamente, no habrá tres si solo se ha trabajado el uno pero, por pereza, por agotamiento o lo que sea, se ha dejado el dos de lado.
La constancia debe existir, pero no solo en el entrenamiento que uno lleva a diario, sino en el propio compromiso. De nada sirve querer ser halterófilo un día y al otro decir que se está harto. Por supuesto, cualquier deportista que se precie, tiene altibajos porque, se quiera o no, a veces manda más la presión y hay menos pasión. Pero aún así, la pasión siempre está presente y, cuando no lo está… ¡la constancia tampoco! Porque la pasión es lo que da ese compromiso al atleta de ser constante, de seguir adelante pase lo que pase. Y es que, para ser un buen halterófilo, de nada sirve quejarse si uno deja de insistir. ¡Quéjate pero sigue tirando pa’lante, coño!
Visión
Bien, quizás este sea uno de los puntos más difíciles de entender porque, obviamente, cualquiera que se mete a hacer un deporte de élite, sabe que tiene que tener visión. Visión de futuro, obviamente. Y digo obviamente porque se puede tener claras muchas cosas a la hora de hacerse atleta de un deporte como la halterofilia pero no todo el mundo tiene la actitud de visión tan clara como los que sí que llegan lejos. Y hablamos de visión cuando decimos que hay que ser capaces de saber dónde se quiere llegar y que estar ahí no tiene paradas porque siempre va a haber que incluir un nuevo objetivo en la meta porque no se puede llegar a jugar en grandes ligas si antes no se ha pasado por las más pequeñas, eso está claro. Es como el que quiere ser futbolista y jugar en primera, pero no quiere pasar por todas las etapas previas, así de claro. Pues esos deportistas son los que no tienen visión, los que no tienen la actitud ni la aptitud de la constancia y, por supuesto, son incapaces de ser realistas porque, señores, ¡solo detrás del uno viene el dos! Pero para llegar al tres, hay que pasar por el uno y por el dos, ¡y lo sabes! Así que sí, una de las cosas que se necesita SIN DUDA para ser un buen halterófilo es tener visión y saber hasta dónde se puede llegar en cada momento. porque se pueden tener mil objetivos pero hay que tener la cabeza bien amueblada como para saber, de sobra, que no todos son alcanzables en el mismo que otro deportista, por ejemplo.
Disciplina
Disciplina, una actitud que siempre que la digo me cuesta mucho separarla de constancia aunque claro, se puede ser constante y poco disciplinado, por eso supongo que es algo que también tiene que tener un buen halterófilo. Y es que no se conseguirá nunca ser un buen atleta si no se es disciplinado porque, como ya sabes, hay que estar comprometido con este deporte para poder llegar relativamente lejos y, por supuesto, ese compromiso implica tener claro que se debe ser muy disciplinado. Porque sí, hay miles que tienen aptitud y actitud para llegar a ser un buen halterófilo, pero no todos son consecuentes siempre hasta conseguirlo. De hecho, por eso están esas personas a las que admiras y piensas “¡Joder, yo quiero llegar así de alto!”. Déjame decirte que no es exclusivamente porque sean bueno atletas –que por supuesto hay un gran nivel-, sino que han sido capaces de llegar donde están porque han sido disciplinados, constantes, consecuentes, pacientes y han tenido claros cuáles eran sus objetivos. . No se puede ser un buen halterófilo si no se es disciplinado, es decir, consecuente con lo que debes hacer. Porque sí, los atletas tienen obligaciones, como todos y deben seguir una serie de reglas en cuanto a alimentación, entrenamiento, estudios, etc. TODO debe estar “en regla” y sin disciplina, sin constancia, eso NO existe. Así que si de verdad te preguntas qué narices hace que alguien sea un buen halterófilo, te diré que, básicamente, la disciplina es una de las mayores actitudes que tienes que tener en la vida para conseguirlo.
Humildad
Por experiencia te diré que no todos los que han llegado lejos se lo han merecido, ni todos los que no han llegado a nada se lo han merecido también. Está claro que, se necesitan muchas aptitudes para ser bueno, pero hay una actitud que todo el mundo debería tener en este deporte y esa es la disciplina. En mi época de entrenador del Club de Halterofilia tuve que lidiar con atletas que no respondía a lo que su entrenador les decía. Vamos, como en cualquier deporte porque siempre habrá alguien que se crea mejor que el entrenador, ¡y eso es así y yo lo sé! Pero ahí es donde entra en juego el hecho de querer ser un buen halterófilo o no, porque, un buen atleta entiende que todo lo que le dice el entrenador es por su bien. Aún recuerdo cuando en más de una ocasión me ha tocado echar a algún atleta de la sala de entrenamiento porque andaban de morros. Y no, no lo he hecho porque me moleste a mi, precisamente, sino porque sé que para mi atleta, ese día, no va a ser en absoluto productivo. Obviamente, hay quien se cree más listo que el entrenador y desobedece, pero un buen atleta, sabe que si el entrenador te dice las cosas, lo dice porque va a beneficiarte en algo aunque tú aún no lo sepas. Y que seas capaz de ver esas cosas, de saber eso, es lo que te va a dar la humildad, una actitud frente a la vida tan necesaria como cualquier otra de las que ya hemos hablado antes, pero sobre todo si quieres llegar lejos en el mundo de la halterofilia. Porque sí, a muchos atletas se les olvida que antes de ser lo que son y estar dónde están, fueron uno más simplemente y eso es lo que te hace no volverte un arrogante incapaz de aceptar las críticas y un compañero para el resto de atletas con los que convives.
Obviamente, hay muchas otras actitudes frente a la halterofilia que te hacen ser un buen halterófilo, pero creo que estas son las principales, porque sin ellas, se te olvida que antes que atleta eres persona y que cualquier persona debe esforzarse para conseguir lo que quiere ser y conseguir. Porque solo el quererlo no te hace tenerlo.