Lucio Doncel
“Les Rois de la Force”, libro escrito por Edmond Desbonnet y publicado en 1911, es una obra de referencia para los historiadores del mundo de los hierros. En él se recogen historias, reseñas y pequeñas biografías de la mayoría de los hombres fuertes conocidos en aquellos tiempos. La página 361 está dedicada a una pequeña reseña, acompañada de una foto grande de “El Segondo de Hernani (Pays Basque)”.
De todos los colosos que aparecen en el libro, este hombre es el único nacido en la península ibérica. Supongo que Desbonnet utilizó colaboraciones de todo tipo para escribir su libro e hizo todas las consultas que le fueron posibles en los periódicos y revistas de la época. Quien le ayudó (o si lo hizo él mismo) con la transcripción del seudónimo de Isidro Olloquiegui Garín, más conocido como “Eltzekondo”, no estuvo muy afortunado.
Llevo años buscando información sobre la vida de este coloso hernaniarra, pero es muy difícil encontrar datos sobre él, más allá de los datos que aparecen en la prensa cuando participaba en las reuniones de lucha libre que se realizaban por las grandes capitales europeas. También se le menciona a menudo en las crónicas de las giras por España de un japonés conocido como “Raku”, quien dio a conocer el Jiu-Jitsu en nuestro país.
“Eltzekondo” aparece relacionado siempre con actividades en las que podía manifestar se extraordinaria fuerza física, cualidad con la que se ganó la vida muchos años. Quizá pueda encontrar más cosas sobre él en el futuro. Por el momento, esto es lo que he escrito para “Harri-Jasotze. Levantamiento de Piedras en Euskadi”, un libro que espero poder sacar a la luz en unos meses.
Un “strongman” en 1900
A Isidro Olloquiegui, “Eltzekondo”, nacido en Hernani en 1878, es difícil encasillarle en uno de los deportes de fuerza que se practicaban en su época. Utilizando la terminología de nuestra época, se podría decir de él que era un auténtico “strongman”, un coloso de esos que toman parte en las pruebas de “El hombre más fuerte del mundo”. Es el único hombre nacido al sur de los Pirineos de quien podemos encontrar una reseña en “Les Rois de la Force” (Desbonnet, 1911), auténtica “enciclopedia de forzudos” conocidos hasta los primeros años del siglo XX. A su 1,78 m. de estatura le unía una envergadura fuera de lo común y, por supuesto, una tremenda fuerza física que le hacían especialmente capacitado para levantar grandes pesos.
Así habla de él el profesor Desbonnet, quien, probablemente a causa de una mala traducción, le rebautiza como “El Segondo de Hernani” (Pays Basque), en lugar de Eltzekondo:
“El atleta aquí representado y que está levantando una barra enorme, es un coloso de una gran fuerza y es poseedor de medidas espectaculares.
Es de resaltar el enorme desarrollo de las piernas de El Segondo, la amplitud de su tórax y, sobre todo, la extraña forma en que este atleta levanta la barra con las dos manos (una mano está en pronación mientras que la otra está en supinación).
El Segondo trabaja sin método y hace ejercicios formidables. Vista su ignorancia, solo podemos pensar en los maravillosos resultados que conseguiría si trabajase con nuestros métodos modernos y si usase el material existente en nuestros gimnasios. Nuestro corresponsal nos asegura que la barra levantada por El Segondo pesa 120 kilos. ¿Es necesario decir algo de la fuerza de este coloso si ese peso es exacto?”
La foto que aparece en el libro del profesor Desbonnet es una clásica suya en la que, con un agarre mixto (una mano en pronación y la otra en supinación), aparece levantando la andartza por encima de su cabeza, en un estudio fotográfico, ante la atenta mirada de un amigo. Entre sus rivales en esta especialidad estuvieron los también harrijasotzaileak Luis Urrutikoechea, de Gatica, y Txomin Zenarruzabeitia, de Murélaga (también hay fotos de este último levantando piedras irregulares).
Entre 1908 y 1923 son frecuentes en prensa las noticias de las participaciones de “Eltzekondo” en veladas y torneos de lucha grecorromana por España y Francia (en 1922 se escribe que pesaba 114 kilos).
Estaba integrado en un grupo de luchadores encabezados por el suizo Deriaz, con el que recorría algunas de las principales capitales europeas. Está documentado que el levantamiento de piedras formaba parte de los espectáculos con los que se presentaba en plazas y recintos deportivos.
“El 1 de enero de 1901 realizó una demostración en la plaza de Andoain levantando unas pesas de plomo de forma cilíndrica colocadas en los extremos de un eje de 1,60 metros. Levantó primero con el brazo izquierdo 100 kilos, y luego, con los dos brazos, partiendo desde 116 kilos, hasta 132 en diversas alzadas. «Eltzekondo» siguió con sus demostraciones de pulsolari, atrayendo la atención de los empresarios de espectáculos. En 1913 fue contratado, junto con «Raku de Ortuella» y «Caminero de Urrestilla» para una gira en la que se exhibían como luchadores y como forzudos. Entre otros ejercicios, debían nivelar sobre el hombro una piedra rectangular de 168 kilos” (Aguirre Franco, Rafael. Juegos y Deportes Vascos. En Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. Editorial Auñamendi. San Sebastián, 1978.)